miércoles, 24 de marzo de 2010

Sobre la marcha "Lágrimas" de Cubiles

Este año, muchas miradas irán dirigidas al instante en que se abra el portalón de la Iglesia de San Antonio y a los inconfundibles sones de Lágrimas celebremos los trescientos cincuenta años de la Archicofradía de Columna. La delicada "marcha lenta" que en un mes de marzo de 1960 regalara el eminente pianista José Cubiles Ramos para conmemorar su tricentenario, lucirá este año más bella que nunca por toda la ciudad recordándonos dicha efeméride. Allí, en el archivo de la casa de hermandad la encontramos un servidor y Javier Alonso Barba ya algo longeva y guardada con mucho recelo y todo el cariño del mundo. Así se desprendía en la mirada de su hermano mayor, Luis Benítez, que como oro en paño presumía de ella y nos la mostraba. Con sus cubiertas perfectamente encuadernadas, pasábamos aquel guión para banda manuscrito por el autor con sumo cuidado; su portada rezaba así: "A la Venerable y Real Archicofradía de Ntro. Padre Jesús de la Columna y Ntra. Sra. la Santísima Virgen de las Lágrimas, en homenaje de fervor a nuestra Venerada Imagen". Entre página y página, aparecía impreso en letra pequeña y vertical el lema "Sociedad General de Autores de España", a la que el maestro pertenecía. Fue en ese mismo instante cuando el maestro Alonso apercibió algunos cambios sufridos en su interpretación a lo largo de los años; prueba de ello eran la falta de varios compases, omitidos en todas sus grabaciones en la parte central de la marcha (sin ninguna razón aparente) alterando considerablemente su estructura formal. A partir de ahí, nuestra intención no fue otra que la marcha sonara tal y como se concibió para su aniversario, en su versión original… ¡qué mayor regalo para la hermandad!... Y así fue como en el tradicional concierto de la Tertulia Al Palo la escuchamos, no siendo éste el único momento ya que el Viernes de Dolores escucharemos nuevamente sus sones en un histórico concierto en la Iglesia del Carmen.

Pero tanto el maestro Alonso como yo, comentábamos con elogios pero a su vez con mucha extrañeza su extraordinaria instrumentación, muy poco frecuente en una persona que siempre se había destacado ¡y de qué manera! por sus dotes pianísticas. De todos es conocido el encomendar a algunos prestigiosos músicos militares la labor de realizar la instrumentación de algunas afamadas composiciones de nuestra Semana Santa; prueba de ello y por citar algunas tenemos las marchas de los hermanos Manuel y José Font de Anta, cuya instrumentación las realizaba su padre, Manuel Font Fernández de la Herranz (que dirigía la Banda de Música Municipal de Sevilla); nuestro paisano el maestro Salvador Guerrero Reyes, que manda las melodías de las composiciones Nazareno del Amor y Esperanza Gaditana a través de un amigo a Madrid para su instrumentación y cae en manos nada menos que de Manuel Gómez de Arribas (autor de la celebérrima marcha Aquella Virgen, que curiosamente cumple aniversario); o la que en breves días se va a recuperar, de título Al Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, composición del maestro Camilo Gálvez Ruiz a la bella efigie gaditana, cuya instrumentación para banda nace del director de la Banda de Música de Educación y Descanso, Enrique Matute y Mira… Podrían citarse muchas más, pero valgan éstas como ejemplo.

Hace tan sólo unos días y carcomido por dicha inquietud, ojeando un diario con fecha 13 de marzo de 1960 en la Hemeroteca de Diario de Cádiz, encontré un valioso artículo en el que una misteriosa firma (F.P.), llamaba la atención sobre la ausencia ese año de bandas en muchas cofradías por los problemas financieros de la época. Éste, acababa de esta sorprendente forma: "(…) Con Lágrimas en instrumentación, creemos del maestro Martín Domingo de la Municipal Madrileña, José Cubiles ha hecho su aportación al buen repertorio de marchas procesionales españolas".

Por ello y con la venia del maestro José Cubiles, quiero hacer una merecida mención en el año de su aniversario al que parece pudo tener el honor de dar la forma para su interpretación en nuestras calles a esta gran composición. José María Martín Domingo nace en Mahón un 23 de mayo del 1889, siendo su padre músico militar el que le da las primeras nociones. A los catorce años ya era músico de primera por oposición. En 1904, ingresa como profesor solista en la Banda de Alabarderos y con veinticinco, ya era músico mayor del Ejército. Años más tarde, entra como solista de trompeta en la Banda Municipal de Madrid, actuando con ella más de un millar de veces. Regresa al Ejército en 1918 como director de banda en de guarnición en Navarra y Canarias, volviendo años más tarde y ya de por vida a ocupar el puesto de subdirector en la Municipal de Madrid. Famoso por sus grandes dotes como compositor y director, destacó por sus pasodobles, de entre los más conocidos Marcial, eres el más grande y Lagartijilla. Pero sin lugar a dudas, todos señalaban y elogiaban su gran labor como transcriptor de las mejores páginas sinfónicas y dramáticas para banda de música. Pudo ser en uno de esos famosos cafés de tertulia del Madrid de la época, donde se reunía con Jacinto Guerrero o el propio José Cubiles, donde en alguna de esas charlas, naciera la idea de crear la marcha Lágrimas o nuestro paisano le hablara de su intención. Recibió entre sus más destacadas distinciones la Medalla de la ciudad de Madrid y la de la Villa de París. Mientras expira en su lecho, su banda interpretaba en el Parque del Retiro su último pasodoble dedicado a su madre un 16 de julio de 1961. De ser así (y parece muy probable), nada sería más prestigioso para la marcha Lágrimas, siendo de gran valor que estos dos genios de la música del siglo XX hayan formado parte conjunta en la creación de toda una obra de arte de la Semana Santa gaditana. Feliz aniversario.

Jose Manuel Ruiz García.

fondo_musical@hotmail.com

Fuente: Diario de Cádiz

domingo, 21 de marzo de 2010

Letra y partitura del Himno de la Cofradía del Perdón

Las cuentas de tu rosario
son, Madre, mi bendición.
Tu mirada en el calvario,
mi Perdón.

Tus lágrimas son cuentas
de un Rosario de penares
líbranos de nuestros males
te pedimos con fervor
¡Madre mía del Rosario!
¡Señor mío del Perdón!

Tu mirada perdida
que el Perdón nos entrega
y mis labios se estremecen
por rezarte una oración
¡Madre mía del Rosario!
¡Señor mío del Perdón!


Setenta y cinco poemas
he soñado componerte.
Setenta y cinco plegarias
te cantó mi corazón
¡Madre mía del Rosario!
¡Señor mío del Perdón!


jueves, 18 de marzo de 2010